Galapagar 2008      Iesus Caritas Nº 161

VI ASAMBLEA DE LA FAMILIA ESPIRITUAL DE CARLOS DE FOUCAULD EN ESPAÑA

La suave niebla, la lluvia fina. Galapagar 2008

“Venim del Nord, venim del Sud, de terra endins, de mar enllà...”

“Venimos del Norte, venimos del Sur, de tierra adentro, de allende el mar... “

Con esta frase empieza una conocida canción de Lluis Llach que tan acertadamente podemos aplicar a nuestro encuentro: llegados  desde los cuatro puntos cardinales de la Península: de Andalucía, de Extremadura, de Murcia, de Asturias, del País Vasco, de  Valencia, de las Baleares, de Madrid, de Aragón, de Cataluña, de las Castillas, del vecino Portugal; de allende el mar: de la inmensa panza de América del Sur que es el Brasil y del Chile  que aferrado a la espina dorsal andina se baña todo él en el Pacífico, aguas cálidas en la frente, gélidas a los pies. I con la variedad de orígenes un objetivo y una espiritualidad comunes expresados en diversidad de carismas que multiplican compromisos: el rico y bello legado del Hermano Carlos, por Amor, por Imitación del Maestro; Ser entre, Ser con, Ser para, Ser allí donde cada uno está.

90 participantes, bastante personal masculino pero más mujeres; algunos jóvenes, incluso un rejuvenecedor anciano, pero la mayoría transcurriendo por el “centro” de la vida, esos años que van de los 40 a la jubilación y un poco más. Laicos, religiosos, sacerdotes, padres y madres de familia; gente de los barrios obreros, del trabajo manual, del hogar, de la enseñanza, de la pastoral parroquial, del acompañamiento en la prisión y los hospitales, del campo, de las profesiones liberales y de la activa jubilación encarnada en silenciosa oración y en compromisos sociales concretos; puestos todos en marcha y camino para participar y dar sentido a la Asamblea Interfamiliar Carlos de Foucauld de España 2008. El lugar del encuentro: la Casa de Espiritualidad Santa María de la Institución Javeriana, en Galapagar, Madrid. Lugar y ambiente acogedores, espacio amplio, agradable, ordenado, cuidado con mimo y dotado de todo aquello que ayuda tanto a la convivencia y al compartir como a la soledad, al recogido silencio y a la oración. Las fechas: 5, 6 y 7 de diciembre, ese puente largo, nombrado de la Purísima por unos, de la Constitución por otros. El ambiente muy festivo, agradecido de reencuentros y de nuevas amistades, salpicado también de alguna que otra añoranza, que la vida pasa y pesa…

El tema del Encuentro: Carlos de Foucauld: Un mensaje para hoy. Claves de Identidad. Después de la presentación del Encuentro y de los grupos participantes y para ayudarnos en la reflexión y enriquecerla así como para intentar establecer esas claves de identidad de nuestra espiritualidad, un ponente llegado de Brasil: Carlos Palacio, provincial de los jesuitas de aquel país; sabio y espiritual a la vez, muy cercano a las personas y buen conocedor de la figura y el espíritu foucauldianos;

Centrándome ya en las dos ponencias que nos dirigió, después de repasar las notas que tomé voy a intentar dejar constancia de lo que me pareció esencial de su reflexión a sabiendas de que será un repaso incompleto y parcial, pues cada uno oye y capta, no sólo según su inteligencia, sino muy especialmente según su momento vital y su propia sensibilidad espiritual. Vaya por delante que el contenido de sus intervenciones fue de lo más acertado y “refrescante”. Ahí va algo de lo mucho que nos dijo: Empezó planteando algunas preguntas para después, al contestarlas, desplegar el “grueso” de su intervención: ¿Tiene la intuición de Carlos de Foucauld una base sólida en el Evangelio y en el mensaje de Jesús?   ¿Cuál sería la misión que como familia podríamos tener? ¿Cuáles son los fundamentos cristo lógicos, teológicos de la espiritualidad de Carlos de Foucauld? A partir de ahí empezó a hablarnos del “talante” de la experiencia espiritual del hermano Carlos, de que esa experiencia genera una teología, de su descubrimiento del “Absoluto” de Dios. No es una espiritualidad teórica: es la vida primero, después las formulaciones seguidas de decisiones de camino, de realización de proyectos, de ir más allá…siempre experiencia de búsqueda para hallar la respuesta a su constante ¿Qué debo hacer? ¿Qué quiere Dios de mi? Interpretando las nuevas claves que van apareciendo ante él – esta es también una llamada que se nos dirige: saber interpretar las claves que van apareciendo en nuestra vida, en nuestra sociedad – El hermano Carlos está siempre en itinerancia; transita desde la increencia al descubrimiento de Dios como Absoluto, insatisfecho siempre, pero no con amargura sino por su búsqueda constante, su ir mas allá en pos de Dios: ¿Qué quieres Señor? El Absoluto de Dios lo encuentra Carlos de F. en lo mas concreto, en lo humano en que se encarnó Jesús, y, por lo tanto, en las necesidades de los que le rodean. Halla la dimensión contemplativa en el estar en contacto con el prójimo, no en aislarse. Carlos de Foucauld se descentra de si mismo porqué su centro está en Dios y los hermanos y esto es plenamente evangélico. Está “impactado”, dijo el conferenciante, por el “núcleo duro” de la fe cristiana: a Dios sólo lo podemos encontrar en la “carne humana”, en el hombre – hermano.

La espiritualidad de C. de F. es una espiritualidad para nuestro Mundo, así pues ¿Cuál es la misión de la Fraternidad hoy en el Mundo? Ser y vivir para los “otros”. Faltan en nuestro tiempo propuestas eclesiales que atraigan a la gente. Predomina lo doctrinal sobre lo experiencial, los ritualismos y las prácticas espirituales tradicionales. Necesitamos creatividad. Para el Hermano Universal Dios está en el corazón del Mundo, en el Mundo hace experiencia de Dios. Y nosotros también hemos de hacer experiencia de Dios encarnados plenamente en la realidad del Mundo. Se trata pues de una espiritualidad de la encarnación. Llegados aquí Carlos Palacio pasa a resumir muy acertadamente la “Misión” de la Fraternidad: Avisar de que en muchos aspectos estamos muy alejados del Evangelio, pero este aviso ha de ser dado sin estridencias, viviendo. Ante todo “ser”, “vivir” antes que “hacer”: lo cristiano es la Vida. Espiritualidad del hacerse próximo, prójimo de los otros. Vivir hoy una espiritualidad que en cierta manera sea, para la Iglesia, como una memoria crítica de lo que ha de ser la espiritualidad evangélica. El contenido de la vida espiritual de C de F es la vida común vivida con espíritu, vivida de otra forma, la forma de Jesús. Hemos de “creer” firmemente en esta “misión”.

Todo esto y mucho más que seguro he dejado atrás, dio origen a un enriquecedor turno de preguntas y a un ágil diálogo con el ponente: “Tengo una pregunta para Carlos” (Palacio) en la línea de lo oído y de las propias experiencias de los participantes en el Encuentro; riqueza sobre riqueza, la Vida puesta en ideas, ideas devenidas Vida.

Desarrollándose las ponencias de Carlos Palacio en las mañanas del 6 y del 7 de diciembre, la tarde del día 6, antes de la adoración, estuvo dedicada a la participación en los “talleres”; los siete muy bien pensados para enlazar con el tema del encuentro y dotados de tiempo suficientemente amplio para  compartir sin prisas, aunque, ya se sabe, siempre hay intervenciones que se extienden y extienden… somos tal cual y el amor fraterno también se ejercita aceptando estas situaciones aunque a veces nos impacienten. Los talleres a los que los participantes se apuntaban  según sus propios gustos o sensibilidades, estaban sustentados en textos escogidos entre los escritos espirituales y la correspondencia del hermano Carlos, y sus títulos y temas tales como: ”Amor apasionado por Dios”, “Hacerse pequeño para hacerse hermano”, “Evangelio y Eucaristía”, “Hermano Universal”, ”Gritar el Evangelio con la vida”,  “La fe en el Maestro de lo imposible”, “Contemplativos en el corazón del Mundo que Dios ama”. Cada uno de estos temas, con un animador del diálogo en cada grupo, dio pie a un amplio compartir de reflexiones y vivencias y, tal y como estaba previsto, generó frases a modo de oraciones que se fueron leyendo a lo largo de la hora de adoración en la capilla. Momento “fuerte” éste: El silencio, el reconocimiento de la Presencia, el “callar” juntos, tan personal y a la vez dotado de tanta fuerza y dimensión comunitarias…

Muy larga está resultando esta crónica pero aún me queda mencionar un elemento realmente novedoso, incluso rompedor, y que a buen seguro tendrá un lugar especial en el recuerdo que este Encuentro familiar habrá dejado en sus participantes: la obra de teatro titulada “Su Turno”, comedia sacra (en tres actos) inspirada en la vida de Carlos de Foucauld, como la define su autor, Javier Sahuquillo, joven autor y actor amateur, y profesor del departamento de Historia de la Universidad de Valencia. Él en el papel del Hermano Carlos, junto con el grupo de jóvenes actores del colectivo teatral “Sense Trellat” de la Universidad de Valencia, dan vida a un texto ágil que no pretende ser exhaustivo y que, con gracia, una buena pizca de sentido del humor y algún que otro personaje y “gag” realmente sorprendentes, humaniza y despoja de patetismo a la figura de Carlos y al mismísimo Dios, el otro personaje importante de la obra. A quien se le explique ésta sin haberla visto representar, pudiera parecerle superficial el tratamiento por lo atrevido y poco convencional (una virtud cuando de crear se trata); nada más lejos de la realidad; Javier ha tenido que sumergirse en la lectura de la vida del Hermano Carlos, de algunos de sus escritos, ha leído más de una biografía, se ha documentado bien y se notaba que había explicado correctamente el personaje a los otros actores. Mucho respeto mostraron por la audiencia y cariño por su trabajo, y se notó en el largo aplauso final, se notaba también en las caras de la gente durante la representación, sorprendidos sí, gratamente, novedosamente. No se nos agota la figura y el espíritu del Hermano Universal.

Al salir del improvisado “teatro” seguía en la noche la niebla suave, la lluvia fina… empapándolo todo sin ruido pero persistentemente, con un profundo sentido espiritual.

Faltan cosas, seguro, y si estas hojas merecen vuestra lectura, hacedme el favor de completarlas con vuestros recuerdos.

Josep Calvet.

26 de diciembre, día de Sant Esteve.

 

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