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Decálogo de Esperanza

basado en un texto de Joaquín Suárez Bautista

 publicado en la revista "CRITICA"

1

 

Esperanza representada por un ancla

asidero al que aferrarse para mantenerse a flote

en medida del oleaje que te zarandea, te descoloca y te abate.

Áncora de salvación con la que tocar fondo y fondear

y lanzar un cable al abismo insondable que te sostenga,

Ella recala echando el ancla en la profundidad.

2

 

Esperanza sinuosa que se desliza y se cuela

por cualquier rendija, por la gatera del portalón cerrado,

aprovecha el mínimo resquicio en la situación desesperada,

abre brecha en las grietas de la apatía y el conformismo

y perfora el muro de la resignación y el desánimo.

Ella, la muy cuca, pone sus huevos en nuestro desvencijado nido.

3

 

Esperanza que no se pasa de lista ni se queda corta,

simplemente se atreve a proponer lo impensable

y cómo hacer posible lo que parece irrealizable.

La gente dice de ella que hace milagros,

pero son milagros a nuestro alcance.

Ella nos pone contra la pared, sin escapatoria ni consuelo.

4

 

Esperanza lúcida y crítica, sagaz y avisada,

no fantasea haciendo conjeturas o formulando hipótesis,

no confía en presagios adivinatorios ni en los azares de la suerte,

ni se basa en sesudos cálculos o en fiables previsiones.

Y no es que tenga intuiciones, presentimientos, corazonadas, no.

Ella no ignora las dificultades, no es ingenua, es realista y más.

5

 

Esperanza que se ilusiona, pero no se hace ilusiones,

alberga grandes aspiraciones, otea todo un amplio horizonte,

aún sospechando que sólo conseguirá algo

de lo que cabe sensatamente esperar,

lo sabe por experiencia de vida y por escarmiento de ilusos.

Ella se atiene a lo que nos puede llevar más allá de lo que ya hay.

6

 

Esperanza parachoques en nuestros encontronazos

con la cruda y cruel realidad, que implacable nos pone a prueba.

Escudo, empalizada, muralla contra los envites de la adversidad.

Para que las batallas perdidas no malogren la victoria definitiva,

así no nos batiremos en retirada vencidos antes de combatir.

Ella encaja y atempera los duros golpes de la vida, es balsámica y cicratizante.

7

 

Esperanza trampolín, estímulo, impulso, apremio.

Tira de nosotros hacia adelante y hacia arriba.

Tiñe de azul los negros nubarrones.

Aventa la paja para que vayamos al grano.

Como está preñada de futuro halagüeño es creativa, emprendedora.

Ella despeja prejuicios, disipa temores, ahuyenta fantasmas.

8

 

Esperanza tímida, pero asomada a la ventana, sube a la azotea.

No sale al balcón a exhibirse y hacer ostentación de optimismo,

pero tampoco se esconde, no tiene porqué avergonzarse de ser tan así como es.

Deja siempre una puerta entreabierta, por si acaso,

y un ventanuco entornado de luz y aire fresco.

Ella, siempre a punto de correr escaleras abajo y saltar de alegría.

9

 

Esperanza que parece adormecida, pero permanece alerta,

está al quite, atisbando el momento oportuno,

dando tiempo al tiempo, atenta a la ocasión favorable,

esa que pintan calva, para cogerla por los pelos, si se deja.

Es el suyo un saber esperar tenaz, resistente, perseverante.

Ella, cuando está quieta, está al acecho, como gata que es.

10

 

Esperanza delgada como un hilo, como un hilo de acero.

A veces inocente, juguetona, caprichosa, zalamera, como una niña.

A veces terca como burra apaleada o inesperadamente sonriente.

A veces un tanto impaciente, como al borde de un ataque de nervios.

A veces te desconcierta, se demora y te desesperas.

Ella, tan inexplicablemente erguida en medio del desastre general.

 

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