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Hermano Carlo Carretto El Abiodh (Noviciado) Carlo nació el 10 de abril de 1910. A los 44 años abandona la ciudad de Roma para entrar en los Hermanitos de Jesús. El día de Navidad de 1954, Carlo toma el hábito en El Abiodh en Argelia, muy lejos de Italia. “Por la mañana gran celebración en rito Melkita. Fue espléndida. Las Hermanitas de Jesús de Oriente nos han enseñado los cantos. A mediodía fuímos invitados a compartir la mesa con las Hermanitas de Jesús. Asistimos vestidos con la “gandura”[1] para complacer a Carlo que había tomado el hábito algunos días antes” (Diario PFJ[2] nº 104 p. 2). Carlo escribe su primer diario durante el noviciado en marzo 1955. El mes de febrero se caracterizó en El Abiodh por dos acontecimientos: la toma de hábito de tres hermanos y la preparación de la salida a la “khaloua” que es la peregrinación que hacen los novicios para llegar a Béni Abbès a través del desierto. La salida está prevista para el 20 de febrero. La atmósfera tranquila del noviciado se encuentra un poco agitada. Al final los camellos se divisan en el horizonte. Con tres días de retraso, el miércoles de ceniza, nos ponemos en camino: Después de todo, la fecha tiene su significado. Algunos hermanos, de los que se quedan en El Abiodh, nos acompañan durante el primer día en nuestra peregrinación y después vuelven a la fraternidad con poco entusiasmo; son una docena los que aseguran los servicios de la casa. Sin duda, por el frío, y tal vez por el deseo de participar en las dificultades de la “khaloua”, el pequeño grupo que regresa, tiene mucha dificultad al despedirse. Nada grave por tanto… no perdemos el buen humor (Diario PFJ n° 106 p.5). Carlo pronuncia sus primeros votos en la Noche de Navidad del año 1955, en presencia de su hermano, obispo en Tailandia.
Después de estos acontecimientos Carlo regresa a Italia para seguir un tratamiento en su pierna dañada por una inyección mal puesta. |
Cada tarde, en una reunión, el hermano Milad ayuda con sus reflexiones a la preparación espiritual en esta etapa importante del noviciado. Esperamos los camellos. Como casi siempre llegan con retraso. La salida, en consecuencia, se retrasa provocando en nosotros cierta inquietud.
