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USO DEL EVANGELIO EN LA REVISIÓN DE VIDA

La revisión de vida es el método típico de nuestra vida de Fraternidad para adecuarla al Evangelio. En este mundo tan dinámico y de constante cambio también nuestra revisión requiere una revisión.

Hoy son muchos los movimientos y grupos de Iglesia que usan este mismo método, sobre el cual por otra parte, se han escrito libros. Trataremos aquí únicamente de la revisión como la realizamos en la Fraternidad, destacando en particular el uso que hacemos en ella del Evangelio.

La revisión de vida no es un examen de conciencia preparatorio a la confesión, ni tampoco una terapia de grupo donde buscamos librarnos de nuestros problemas psicológicos, ni tampoco es el momento en que contamos nuestras "cuitas" a amigos comprensivos. Tiene algo de todo lo anterior pero busca primariamente la orientación de nuestra vida o de un aspecto de ella para ubicarlo de acuerdo al Evangelio.

El Evangelio no es un recetario de acciones morales ni un código de leyes. Tomado así el Evangelio puede resultar bastante contradictorio. En efecto, si buscamos la frase o versículo que apoya una posición determinada, la encontraremos: la encontrarán por ejemplo los partidarios de la violencia y mostrarán el látigo del templo y los partidarios de la no-violencia que presentarán la otra mejilla.

Tampoco podemos tornar textualmente a los "ejemplos" de Jesús porque el contexto político, social y cultural del Evangelio es totalmente diverso del nuestro y si no tenemos en cuenta estas diferencias, cometeremos verdaderos anacronismos. Por ejemplo, la ubicación de la mujer en el Evangelio, si bien es muy avanzada para su época, todavía no llega a la justicia de la nuestra.

El Evangelio no es, por otra parte, un "auxiliador mágico" del que habla Erich Fromm en su libro "El miedo a la Libertad" en el que descargamos nuestra responsabilidad. Existe una forma más leve de dependencia, tan general en nuestra cultura, que parece faltar solamente en casos excepcionales. Me refiero a este tipo de personas, cuya vida se haya ligada de manera sutil, con algún poder exterior al de ella. No hay nada que hagan, sientan o piensen que no se relacione de algún modo con ese poder. De él esperan protección, por él esperan ser cuidados y es a él a quien hacen responsable de lo que pueda ser la consecuencia de sus propios actos, como si el Evangelio los exonerara de la búsqueda del bien y la verdad como todos los demás hombres.

Entonces, ¿qué es el Evangelio? El Evangelio es la presencia de Jesús como Palabra vital hecha Buena Nueva para los hombres. Es ante todo, un desafío para que hagamos de nuestra vida una nueva criatura. La presencia de Jesús en la historia es algo totalmente original, es la "noticia excepcional", de un hombre cuya muerte y resurrección impacta nuestra propia vida.

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cómo usar el Evangelio en la revisión? Hemos de buscar en el Evangelio una zona profunda de experiencias humanas y situaciones semejantes a las que vivimos nosotros. Esa zona común es la que ponemos en revisión. De la comparación de experiencias resultará que la experiencia de Jesús con sus palabras y gestos iluminará nuestra experiencia. Su experiencia, que en último término será siempre la pascual, será una revelación para nosotros que la hemos de traducir en nuestra vida con un lenguaje nuevo.

Así, esta nueva visión (re-visión) impulsará actos nuevos y una nueva moral, pero no como venida fríamente de fuera, sino conmovida por la presencia de Jesús.

Alguno pensará qué sucede con el amor tan típico en el Evangelio. En realidad muchos hombres se distinguen por el amor y la generosidad; recordemos si no los revolucionarios ateos. Cuando Jesús dice en san Juan "les doy un mandamiento nuevo" y agrega "que se amen unos a otros", en realidad está dando el viejo mandamiento de la época de Moisés. La novedad de Jesús está en lo que viene después: "Como yo os he amado" y esto implica su muerte y resurrección, dimensión pascual. Otros aman tanto o más que nosotros pero nosotros sabemos que al amar estamos procurando que la resurrección de Jesús adquiera dimensiones cósmicas, que los nuevos cielos y las nuevas tierras vengan para todos los hombres cuando venga Jesús en su Parusía.

Tomado así el Evangelio, su vinculación con la Eucaristía como celebración de la Pascua del Señor que viene, brota espontáneamente.

LEONEL Y SOCORRO VERÍSSIMO

 

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