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Carlos de Foucauld y convertidos del siglo XX José Luis Vázquez Borau, Jacinto Peraire Ferrer et alii Colección “El Camino de Damasco”, n. 6. Dir. José A. Martínez Puche, O.P. Fecha de edición: 2009 Lugar: Madrid Formato: 296 páginas. 24 x 17 cm.
Aspectos formales Libro que pertenece a la colección “El Camino de Damasco” con tres partes bien diferenciadas en la que ocupa un lugar destacado en número de páginas la semblanza biográfica del gran convertido Carlos de Foucauld de la mano de José Luis Vázquez Borau. En la presentación se dice que es un “escrito con profundo conocimiento y con una gran admiración, contagia fácilmente al lector en cada página que va narrando la conversión y, sobre todo, el ritmo de vida solitaria y testimonial ante los habitantes musulmanes del desierto”. La segunda parte está dedicada a describir biográficamente personajes bajo el epígrafe “Otros convertidos del siglo XX” de la mano, en su mayoría, de Jacinto Pereira Ferrer que, con estilo ágil y prosa variada, hacen muy interesante y grata la lectura. En esta sección, ampliada en otra tercera de semblanzas breves, abundan los grandes escritores y pensadores, que descubrieron la Verdad, que es Dios, y la sirvieron con la vida, la palabra, la pluma, el testimonio. Destacan entre ellos los esposos Maritain, Gilbert Chesterton, Graham Greene, Manuel García Morente, Giovanni Papini, León Bloy, Paul Claudel, Thomas Merton y otros tantos hasta llegar a cuarenta.
Contenido El beato Carlos de Foucauld sobresale entre los convertidos del siglo XX por su ejemplaridad para muchos que han querido vivir el Evangelio desde la búsqueda incansable de Dios y el testimonio del último lugar nazaretano. El autor de estas páginas presenta el itinerario del hermano Carlos en tres momentos, a saber, “Primera conversión: «La conversión a Dios»; Segunda conversión: «La conversión a los hermanos»; «Frutos de su conversión». En el apartado la “Primera conversión: «La conversión a Dios», el autor acude a la presentación del testimonio personal del hermano Carlos en dos escritos de género diferente como son una meditación (retiro en Nazaret, 5 al 15 noviembre 1897) y una carta (A Henry de Castries, 14 agosto 1901) para narrar todo un itinerario de búsqueda de Dios hasta su muerte violenta el viernes, 1 de diciembre de 1916. La Segunda conversión: «La conversión a los hermanos», comienza narrando la gran hambruna de el Hoggar en 1907 y la solicitud del hermano Carlos en la atención de sus vecinos Tuareg que se verá recompensada por la atención que éstos le prestan en su grave enfermedad contraída por la exigencia personal de vida en todos los órdenes y, como bien indica el autor, por el aislamiento y la soledad que hacen mella en su debilitado organismo. De la mano de Louis Massignon, discípulo y continuador de la obra del hermano Carlos, islamólogo de gran fama, el autor presenta la tercera parte que lleva por título «Frutos de su conversión» en la que se recorre la publicación del Directorio, los Estatutos simplificados de la Asociación y los primeros pasos organizados para terminar con una historia, a modo de elenco según la aparición en el tiempo, de las Fraternidades de Foucauld reseñando la reorganización de la Asociación en noviembre de 1955. La colaboración extensa de Vázquez Borau termina con la presentación de una selecta bibliografía del carisma foucaldiano en lengua española.
Valoración Crítica Es un libro que, de entrada suscita gran interés, por la temática y por los personajes expuestos a la consideración del lector. Al tiempo es un libro de fácil y atrayente lectura con un contenido testimonial que suscita en el lector admiración por los personajes biografiados y vivos deseos de imitación. Los cuarenta personajes que arropan la historia de Carlos de Foucauld, de toda clase y condición, es prueba de la acción de la gracia a poco que el alma se disponga y se deje llevar por la guía de expertos mediadores como en el caso del hermano Carlos lo fueron el P. Huvelin, su prima María de Bondy y tantas otras buenas almas en su peregrinación constante en busca de Dios. En la lectura he notado la falta de un buen corrector de pruebas de imprenta pues los errores ortográficos son frecuentes y restan esplendor al contenido. Jordi Giró i Paris |
