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CONFORTADAS PARA CONFORTAR A LOS DEMÁS

Hermanitas del Sagrado Corazón

 Capilla de la fraternidad de Humanes

Capilla en Humanes

          A principios de octubre, como cada año, desde que llegamos aquí, nos hemos reunido en la Casa de Ejercicios muy acogedora de Cubas de la Sagra, un pueblo cercano.

          Después de los encuentros, retiros, descansos, que hemos podido tener durante el verano, nos parece esencial coger un día entero –o más si necesario- para releer lo vivido desde que hemos llegado a Humanes –empezamos el 7º curso- y escuchar los deseos y llamadas de cada una. los equipos de matrimonios de Nuestra Señora nombran esa relectura y acogida mutua “El deber de sentarse”… También nosotras, hemos comprobado que no hay vida fraterna posible, ¡“misión”! sin esa comunicación desde lo más profundo de cada una, una comunicación que hemos cogido tiempo de preparar en la oración los días anteriores.

            Este año, de nuevo estamos cuatro, gracias a la presencia de Sole. Una más, en una fraternidad pequeña como la nuestra, es un gran enriquecimiento, pero también  trae sus cambios: contactos con otras personas (¡Sole es muy relacional!), distribución de las tareas de la casa y otras tareas.

            En nuestro barrio, cosmopolita,  la gente se visita poco, excepto  algunas personas mayores. Cada uno anhela estar tranquilo en su piso después de jornadas laborales terribles, de día u de noche: muchos vecinos nuestros tienen hasta dobles jornadas de trabajo para poder pagar las hipotecas y otras deudas.

            Si queremos encontrarnos con la gente se hace necesario salir de casa. Las oportunidades son numerosas: las compras, a cargo sobre todo de Jeanine; el trabajo, Matilde echa horas de limpieza en cuatro familias y Yolaine trabaja de noche como auxiliar de enfermería en una residencia de zncianos cercana. Son trabajos corrientes, pues son muchísimas las residencias que se han abierto en esta zona y muchos los matrimonios que necesitan personas de confianza para hacer las limpiezas que ellos no tienen tiempo de hacer.

            Sole y Jeanine están ya jubiladas pero saben que  su buena salud, su tiempo y su experiencia de vida pueden servir mucho. Jeanine ayuda a dos niños del barrio, un pequeño marroquí y una chica boliviana, a los cuales no les bastan las clases de apoyo escolar del colegio. Es una gozada comprobar cómo crecen en autoestima. Enseguida sus notas han subido y ahora ¡hasta tienen interés en estudiar!

            Sole participa en una asociación intercongregacional de Fuenlabrada, dos veces en semana. Al principio, esa asociación se orientaba hacia los inmigrantes de Latinoamérica. Ahora son numerosos los magrebíes, rumanos, africanos, y de otras latitudes que acuden también a ella.

            Matilde sigue  los cursos de internet del centro cultural, cada viernes por la tarde.  Sole también se apuntó. Además participa en un grupo de yoga donde -¿es extraño?- se encuentra con varias mujeres jóvenes  con una cierta inquietud existencial.

            En Humanes, hay dos parroquias: la de “tiempo inmemorial”, santo Domingo de Guzmán y, otra en un local comercial exiguo, san Pedro Apóstol. Presentan dos líneas de trabajo pastoral muy diferentes. Comprobamos que una comunión es posible -aunque siempre frágil– entre ellas. Nosotras estamos de acuerdo las cuatro en reconocer que nos viene bien poder acudir a ambas. Queremos ser  artesanas de comunión en la medida de lo posible.

            Matilde, Jeanine y Sole, participan, cada mes, en el grupo interfamiliar que se reúne en Madrid para profundizar el mensaje del Hermano Carlos. Es una gran riqueza poder asistir.

            “Ninguno es una isla”. Es el titulo de un libro de Tomas Merton. Podríamos tomarlo nosotras como lema de nuestra fraternidad, pues cada vez sentimos más la necesitad de discernir las situaciones y las llamadas con otros. Esta actitud de fondo nos la pidió insistentemente nuestro último Capitulo. Es vital para nosotras en un contexto tan complejo como este en el que vivimos.

            En este sentido, hemos empezado un camino con las Hermanitas de Jesús. Su Fraternidad de Usera está a 20 minutos de tren de cercanía de la nuestra. De verdad, podemos decir que su “compañía” nos conforta mucho y nos da ánimo para seguir en este camino de ayuda mutua con las dificultades lógicas en todo proceso.

            Estar confortadas para confortar a los demás, esto es ley de vida y humanidad.

En el principio nos costó mucho entrar en la realidad de aquí. Nuestra pequeña barca nos parecía frágil en un océano inmenso (veníamos de realidades distintas: Malpartida un pueblo rural, Túnez, etc.) y, como mucha gente de hoy, nos hemos sentido a veces como perdidas. Nos hemos ayudado a seguir adelante, sin desfallecer en los momentos oscuros y la amistad ha crecido entre nosotras. Ahora, parece que algunas piezas de ese puzzle gigantesco empiezan a juntarse hablándonos a su manera de cielo nuevo y tierra nueva en la medida que nos dejamos informar y iluminar por la luz de la presencia de Jesús, presencia constante y siempre fiel,  en la Palabra,  la Eucaristía y los hermanos que no faltan [4 de febrero 2008].

 

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