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Testamento de Carlos de Foucauld

Jean François Six, Maurice serpette, Pierre Sourisseau

Ediciones San Pablo (www.sanpablo.es)

EI autor principal de este libro, J. F. S ix, es uno de los más grandes conocedores de la teología espiritual contemporánea, especialmente en lo referido a las escuelas teresianas, con Teresa de Lisieux, y en la gran familia del hoy Beato Carlos de Foucauld, de quien el padre Congar diría que es «ese faro que la Providencia nos da para iluminar nuestro tiempo». ¿Quién, al escribir o al hablar del joven militar, del humilde trapense, del pobre entre los pobres del desierto, no recuerda al filósofo Jacques Maritain que terminó sus últimos días como un paysan de la Garone, enraizado en la Fraternidad de Hermanitos de Jesús en Toulouse? ¿O a Paul Flamand, el alma de las importantes ediciones francesas du Seuil? Carlos de Foucauld es una senda indiscutible del Espíritu y de la presencia de Dios para nuestro tiempo. Fue un testigo privilegiado de su historia y de la historia de su país; y de las grandes corrientes que marcaban el quehacer del hombre. Su trayectoria vital significó la encarnación de los principios sobre los que se estaba construyendo la modernidad ilustrada, las sociedades del desarrollo, del progreso y del bienestar. La vida acomodada, la pasión por el saber, por el disfrute, por el placer; la misión como fuerza que le llevaba sistemáticamente a una búsqueda de lo insaciable -se podría decir, en términos nietzchenianos, la vida vivida al límite-. Y el encuentro con Cristo, y el descubrimiento de la Iglesia. Sorprende, sobremanera, que Carlos de Foucauld no sólo cambiara su corazón y su voluntad, hombre como era de profundo corazón y de férrea voluntad, según su forma de entender las estrategias humanas de conquista. Lo que sorprende, y este libro ayuda a entenderlo, es la inteligencia del evangelizador del Sáhara, de los pueblos nómadas del desierto, del Hoggar, de Tamanrasset.

Se suele decir que el siglo XIII significó, con san Francisco de Asís y con santo Tomás de Aquino, un retorno espiritual a la humanidad de Cristo. Leyendo este libro -que no es propiamente dicho una biografía espiritual de Foucauld, sino un ensayo de lo que los autores han denominado el Testamento, es decir, los principios evangelizadores que se coligen de la vida y de los escritos de este hombre-, el lector descubre los puntos de conexión con Teresa de Lisieux y quienes nos ayudan a encontrarnos con la Encarnación, con el amor apasionado por Jesús, Hijo de Nazaret, que llena nuestro amor ápasionado por la vida cotidiana, por el aquí y ahora, y nos invita a decir aquello tan del Beato francés Nunca atrás.

Este texto es un prodigio de erudición y de investigación seria, rigurosa, científica. Es un prodigio de delicadeza para con los textos del Beato, al mismo tiempo que ofrece una notable capacidad de síntesis de los principios sobre los que se articula la acción contemplativa de la gran familia de Foucauld. Aunque no haya que compartir todas y cada una de las conclusiones que se sugieren -no en vano esa gran familia, si por algo se caracteriza, es por la pluralidad de sus forma de vida-, estudios como el que nos ofrece la editorial San Pablo nos ayudan a conocer un poco más a uno de los grandes testigos de Dios en la Historia. Un solo ejemplo. En 1909, había anotado en su libreta los consejos que le había dado el padre Huvelin: «Mi apostolado debe ser el apostolado de la bondad. Viéndome se deben decir: Si esta persona es buena, su religión es buena. Si me preguntan por qué soy amable y bueno, debo responder: Porque soy servidor de un bien más grande que yo».

José Francisco Serrano,

Alfa y Omega, nº 480, 5 enero 2006, p. 29

  

 

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